Núm. 29 (2002): Ciencia y Tecnología

La cultura occidental alumbró el concepto y sigue gozando de las discrepantes “bondades” del progreso, término del cual la masa es devota aunque es insoslayable la posición del detractor, quien identifica en él más bien a su antítesis, la decadencia.
El hombre, el único “ser animado racional” coexiste, en un mundo plagado de otras especies animales y vegetales, con la energía limitada o inconmensurable bien del “azulado arroyuelo de espuma de ensueño” o del poderoso fuego del volcán o el soplido soberbio de la atmósfera en forma de vientos o huracanes. Su innegablemente superior inteligencia le permitió conocer a aquellos vecinos y aun conocerse y, poquísimo tiempo há, en las postrimerías del siglo XVIII de nuestra era ,sumar a esta simbiosis a otros planetas, astros y galaxias